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Los lunares en los perros, aunque suelen ser inofensivos, pueden ser motivo de preocupación para los dueños de mascotas que no están seguros de si son normales o indicativos de algo más grave, como el cáncer de piel.
Los lunares en los perros se conocen comúnmente como Nevos melanocíticos cutáneos o simplemente como Nevos. Por lo general, se trata de crecimientos cutáneos benignos y pigmentados causados por grupos de melanocitos (las células responsables de producir pigmento en la piel). Si bien pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo, se encuentran más comúnmente en la espalda, el abdomen y la cara de un perro.
Los lunares pueden venir en diferentes colores, formas y tamaños. Pueden aparecer como manchas pequeñas, planas y redondas o como protuberancias elevadas parecidas a verrugas. Algunos lunares en los perros permanecen sin cambios a lo largo de sus vidas, mientras que otros pueden crecer en tamaño o cambiar de apariencia, lo que puede indicar un problema de salud que requiere atención veterinaria.
Sí Los lunares en los perros son generalmente normales, especialmente a medida que envejecen. Al igual que los humanos, los perros pueden desarrollar lunares benignos o papilomas cutáneos. Estos lunares suelen ser inofensivos y es posible que no requieran ningún tratamiento. Perros mayores, particularmente los mayores de 7 años, pueden experimentar un aumento en el número de crecimientos de la piel, incluidos los lunares. A medida que tu perro envejece, su piel se vuelve menos elástica y más propensa a desarrollar varios crecimientos.
Sin embargo, aunque los lunares son comunes y a menudo benignos, cualquier cambio en el tamaño, color, textura o comportamiento de un lunar debe ser llevado a la atención de un veterinario. Es importante controlar la piel de tu perro con regularidad para detectar cualquier signo que pueda indicar una afección más grave.
A medida que los perros envejecen, las células de su piel experimentan cambios, al igual que en los humanos. La producción de nuevas células de la piel se ralentiza y la piel se vuelve más delgada y menos elástica. Este proceso puede conducir al desarrollo de Crecimientos benignos, incluyendo lunares, quistes y lipomas (tumores grasos).
En los perros mayores, los siguientes factores contribuyen al desarrollo de lunares:
Aunque los lunares son generalmente benignos en los perros mayores, es esencial controlar cualquier cambio en el tamaño, la forma o la apariencia de los lunares, ya que esto podría indicar una afección más grave, como cáncer de piel.
Los lunares en los perros pueden variar en términos de color, forma, tamaño y textura. Estas características son esenciales para determinar si un lunar es benigno o potencialmente dañino. Exploremos los diferentes tipos de lunares que puedes encontrar en tu perro:
Los lunares normales, también conocidos como Nevos melanocíticos benignos, suelen tener forma redonda u ovalada y son planas o ligeramente elevadas. Suelen ser de un color consistente (marrón o negro) y se mantienen estables a lo largo del tiempo. Estos lunares a menudo aparecen en áreas que reciben exposición regular al sol, como la espalda, el cuello y la cara.
Características de lunares normales incluír:
Si un lunar tiene estas características y no cambia con el tiempo, es probable que sea inofensivo.
Los lunares cancerosos son aquellos que son indicativos de melanoma, un tipo de cáncer de piel. El melanoma en perros es la forma más común de cáncer de piel y generalmente surge de células pigmentadas de la piel (melanocitos). Los melanomas malignos pueden desarrollarse en lunares o aparecer como nuevos crecimientos en la piel.
Signos de que un lunar puede ser canceroso:
Es esencial consultar con un veterinario si notas alguno de estos signos de advertencia, ya que la detección y el tratamiento tempranos pueden mejorar el resultado para tu perro.
Los lunares rojos, o crecimientos rojos, podrían ser hemangiomas (tumores benignos formados por vasos sanguíneos) o Crecimientos vasculares. Estos crecimientos suelen ser pequeños, elevados y de color rojo o morado. Si bien muchos lunares rojos son benignos, pueden ser propensos a sangrar si se traumatizan, por lo que es esencial vigilarlos.
Los lunares rojos pueden ser causados por::
Lunares blancos o Crecimientos hipopigmentados Por lo general, son crecimientos cutáneos no pigmentados que pueden ocurrir debido a la falta de melanina (el pigmento responsable del color). Estos lunares pueden verse como parches elevados o protuberancias en la piel y pueden ser benignos.
Las causas de los lunares blancos pueden incluir::
Lunares rosados o Zonas hipopigmentadas puede desarrollarse debido a una variedad de razones. Podrían ser: lunares benignos, Marcas cutáneas, o áreas de Cicatriz.
Los lunares rosados pueden ser causados por::
Los lunares negros de los perros suelen ser Nevos melanocíticos o melanomas, que son células productoras de pigmento. Los lunares negros suelen ser benignos, pero a veces pueden indicar melanoma, especialmente si el lunar se eleva, cambia de tamaño o comienza a sangrar.
Los topos negros pueden ser::
Si notas algún lunar en tu perro que parezca inusual o que cambie con el tiempo, el primer paso es llevar a tu perro al veterinario para que le haga una consulta. Examen de la piel. El veterinario puede recomendar pruebas adicionales, como una biopsia, para determinar si el lunar es benigno o maligno.
Si un lunar se diagnostica como benigno, es posible que no sea necesario ningún tratamiento. Sin embargo, si el lunar es canceroso o problemático, las opciones de tratamiento pueden incluir:
Los lunares en los perros son comunes y, a menudo, inofensivos, especialmente a medida que los perros envejecen. Sin embargo, es importante controlar cualquier cambio en la piel de tu perro, ya que algunos lunares pueden ser un signo de cáncer, particularmente los melanomas. Comprobar regularmente si hay cambios en el tamaño, la forma, el color o la textura puede ayudar a detectar posibles problemas a tiempo. Si no estás seguro de la presencia de un lunar o crecimiento en tu perro, siempre es mejor consultar a tu veterinario para una evaluación profesional y un plan de tratamiento adecuado.
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