Cómo tratar la discoespondilitis en perros

La discoespondilitis es una infección grave de la columna vertebral en perros que afecta a los discos intervertebrales y a las vértebras adyacentes, provocando dolor, déficits neurológicos y, en casos graves, parálisis. El diagnóstico precoz y el tratamiento eficaz son cruciales para la recuperación y la calidad de vida de los perros afectados. En este artículo, exploraremos las causas, los síntomas, los métodos de diagnóstico y las opciones de tratamiento integrales para la discoespondilitis en perros.
¿Qué es la discoespondilitis en perros?
La discoespondilitis es una afección inflamatoria causada por una infección bacteriana o fúngica que ataca los discos intervertebrales y las placas terminales vertebrales adyacentes. Es una afección distinta de la espondilitis, que afecta solo a las vértebras, y de la enfermedad del disco intervertebral (IVDD), que es un problema degenerativo del disco. La discoespondilitis puede provocar inestabilidad de la columna vertebral, compresión de los nervios y molestias significativas para su perro.
Causas de la discoespondilitis
1. Infección bacteriana:
La causa más común de la discoespondilitis es una infección bacteriana, que a menudo se origina en un sitio primario como el tracto urinario, la piel o la cavidad oral. Los culpables bacterianos comunes incluyen 'Staphylococcus', 'Streptococcus', 'Escherichia coli' y 'Brucella canis'.
2. Infección fúngica:
La discoespondilitis fúngica, aunque menos común, puede ser causada por organismos como 'Aspergillus' y 'Coccidioides'. Estas infecciones a menudo ocurren en perros inmunocomprometidos o en regiones donde prevalecen las esporas de hongos.
3. Diseminación hematógena:
La infección generalmente llega a la columna vertebral a través del torrente sanguíneo, propagándose a partir de infecciones distantes o a través de procedimientos, lesiones o cirugías invasivas.
4. Cuerpos extraños y traumatismos:
Las heridas penetrantes, las cubiertas de césped u otros cuerpos extraños pueden introducir bacterias en el área de la columna vertebral, lo que provoca discoespondilitis.
Factores de riesgo
- Predisposición de la raza:
Los perros de razas grandes, como los pastores alemanes, los grandes daneses y los bóxers, son más susceptibles. - Edad:
Los perros de mediana edad y mayores se ven afectados con mayor frecuencia, pero los perros jóvenes también pueden desarrollar la afección. - Estado inmunológico:
Los perros con sistemas inmunológicos comprometidos debido a afecciones como la diabetes, el cáncer o el uso prolongado de esteroides corren un mayor riesgo. - Infecciones concurrentes:
Los perros con infecciones en curso en otras partes del cuerpo son más vulnerables.
Síntomas de la discoespondilitis
Reconocer los signos de la discoespondilitis a tiempo es esencial para un tratamiento oportuno. Los síntomas comunes incluyen:
1. Dolor de columna:
El signo más consistente, caracterizado por renuencia a moverse, vocalización al tacto o una postura rígida.
2. Cojera o debilidad:
Los perros afectados pueden mostrar signos de cojera o debilidad, especialmente en las extremidades traseras.
3. Fiebre:
Los perros a menudo presentan fiebre debido a la infección subyacente.
4. Pérdida de apetito y pérdida de peso:
El malestar y las enfermedades sistémicas pueden causar disminución del apetito y pérdida de peso.
5. Déficits neurológicos:
Los casos graves pueden provocar daños en los nervios, lo que resulta en ataxia (falta de coordinación), incontinencia, o incluso parálisis.
6. Cambios de comportamiento:
Los perros pueden volverse más retraídos, irritables o ansiosos debido al dolor crónico.
Diagnóstico de la discoespondilitis en perros
Un diagnóstico preciso es crucial para un tratamiento eficaz. Los veterinarios utilizan una combinación de exámenes clínicos, imágenes y pruebas de laboratorio para confirmar la discoespondilitis.
- Examen físico y neurológico: Un examen completo ayuda a evaluar el alcance del dolor, la movilidad de la columna vertebral y cualquier déficit neurológico.
- Radiografías (rayos X): las radiografías pueden revelar el estrechamiento del espacio del disco, lisis (destrucción) de las placas terminales vertebrales y otros cambios estructurales. Sin embargo, es posible que las primeras etapas no sean visibles.
- Resonancia magnética o tomografía computarizada: Las técnicas de imagen avanzadas, como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, proporcionan vistas detalladas de la columna vertebral, revelando la afectación de los tejidos blandos, los abscesos y la compresión de la médula espinal.
- Análisis de sangre: Los análisis de sangre pueden mostrar recuentos elevados de glóbulos blancos o marcadores de inflamación. Los hemocultivos pueden ayudar a identificar el microorganismo causante.
- Análisis de orina y cultivo de orina: Dado que la discoespondilitis a menudo se propaga a partir de infecciones urinarias, estas pruebas son vitales para identificar la fuente de la infección.
- Análisis de líquido cefalorraquídeo: En algunos casos, se puede realizar un análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR) para detectar infecciones que se propagan hacia o desde el sistema nervioso.
- Biopsia o aspiración con aguja fina: En ciertas situaciones, puede ser necesario tomar muestras directas de los discos o vértebras afectadas para identificar el patógeno con precisión.
Cómo tratar la discoespondilitis en perros
El tratamiento eficaz de la discoespondilitis implica una combinación de terapia antimicrobiana, control del dolor, atención de apoyo y, a veces, intervención quirúrgica.
1. Terapia antimicrobiana
un. Antibióticos:
El tratamiento primario para la discoespondilitis bacteriana implica una terapia antibiótica a largo plazo, que a menudo dura varios meses. La elección de los antibióticos depende del microorganismo identificado y de su sensibilidad. Los antibióticos de uso común incluyen:
- Cefalexina
- Clindamicina
- Trimetoprim-sulfa
- Fluoroquinolonas (por ejemplo, enrofloxacina)
La terapia antibiótica empírica generalmente se inicia mientras se esperan los resultados del cultivo, lo que puede demorar varios días. Una vez que se identifica el microorganismo causante y su sensibilidad a los antibióticos, el tratamiento se puede ajustar en consecuencia.
b. Medicamentos antifúngicos:
Para la discoespondilitis fúngica, se utilizan medicamentos antifúngicos como el *itraconazol* o el *fluconazol*. Las infecciones fúngicas generalmente requieren tratamientos más prolongados y, a menudo, son más difíciles de manejar.
2. Manejo del dolor
El alivio del dolor es fundamental en el tratamiento de la discoespondilitis. Las estrategias comunes de manejo del dolor incluyen:
- Antiinflamatorios no esteroideos (AINE):
Estos medicamentos reducen la inflamación y alivian el dolor. Algunos ejemplos son el carprofeno, el meloxicam y el deracoxib. - Opiáceos:
Para el dolor intenso, se pueden recetar opioides como tramadol o gabapentina. - Corticosteroides:
Por lo general, se evitan debido a sus efectos inmunosupresores, que pueden empeorar las infecciones, pero en casos seleccionados con inflamación grave, se pueden usar con precaución.
3. Cuidados de apoyo
- Actividad restringida:
El reposo estricto es esencial para evitar un mayor daño en la columna. Se puede recomendar el reposo o el confinamiento en la jaula durante varias semanas. - Fisioterapia:
Una vez que el dolor está bajo control, la fisioterapia suave y la rehabilitación pueden ayudar a mantener el tono muscular y mejorar la movilidad. - Apoyo nutricional:
Asegurarte de que tu perro esté comiendo una dieta equilibrada rica en nutrientes esenciales puede ayudar en el proceso de curación.
4. Intervención quirúrgica
La cirugía puede ser necesaria en casos graves en los que el tratamiento conservador falla, o hay una inestabilidad espinal significativa, formación de abscesos o deterioro neurológico.
Las opciones quirúrgicas incluyen:
- Desbridamiento:
Extirpación de tejido infectado o necrótico para reducir la carga bacteriana. - Estabilización:
Las técnicas de estabilización de la columna vertebral, como los implantes o los injertos óseos, pueden ser necesarias para restaurar la alineación y la estabilidad de la columna. - Drenaje de abscesos:
En los casos en que los abscesos comprimen la médula espinal, puede ser necesario un drenaje quirúrgico.
Pronóstico y tratamiento a largo plazo
El pronóstico de los perros con discoespondilitis varía en función de la gravedad de la infección, el organismo causante y la puntualidad del tratamiento. La intervención temprana y la adherencia al plan de tratamiento prescrito mejoran significativamente los resultados.
Pronóstico positivo:
Los perros tratados de inmediato con antibióticos apropiados a menudo se recuperan por completo, aunque el tratamiento puede durar varios meses.
Pronóstico reservado:
Los casos con déficits neurológicos graves, infecciones fúngicas o tratamiento tardío pueden tener un pronóstico menos favorable, lo que requiere un tratamiento continuo.
Prevención de recaídas:
Las visitas de seguimiento regulares, que incluyen la repetición de imágenes y análisis de sangre, son esenciales para controlar la resolución de la infección y ajustar el tratamiento según sea necesario.
Prevención de la discoespondilitis en perros
La prevención se centra en minimizar el riesgo de infecciones que pueden propagarse a la columna vertebral:
Mantenga una buena higiene y revisiones veterinarias periódicas:
Las limpiezas dentales regulares, el cuidado de la piel y el tratamiento oportuno de las infecciones del tracto urinario pueden reducir el riesgo de infecciones sistémicas.
Evite los traumatismos medulares:
Minimice las actividades que puedan provocar lesiones en la columna vertebral, especialmente en razas predispuestas.
Prueba de detección de brucelosis:
Las pruebas de detección de 'Brucella canis' en perros de cría pueden prevenir la transmisión de esta causa bacteriana específica de la discoespondilitis.
Conclusión
La discoespondilitis es una afección desafiante que requiere un diagnóstico rápido y un tratamiento agresivo para prevenir daños duraderos en la columna vertebral y la salud general de su perro. Con la combinación adecuada de terapia antimicrobiana, manejo del dolor, cuidados de apoyo y, cuando sea necesario, intervención quirúrgica, muchos perros pueden recuperarse y volver a tener una buena calidad de vida. El reconocimiento temprano de los síntomas y el cumplimiento del plan de tratamiento de su veterinario son clave para un manejo exitoso. Si sospecha que su perro puede tener discoespondilitis, consulte a su veterinario de inmediato para que lo evalúe y reciba los cuidados adecuados. Una acción temprana puede marcar una diferencia significativa en la recuperación y el bienestar a largo plazo de tu perro.

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